De acuerdo. Hemos decidido que queremos tener agua de más calidad en nuestro hogar. Que se ha acabado lo del gusto artificial y el engorro de que cada dos por tres se nos estropee un electrodoméstico. Queremos instalar un descalcificador de agua y eliminar la cal y todo lo que ensucia el agua en nuestras tuberías. ¿Qué ventajas tenemos? ¿Tanto merece la pena?
A bote pronto, instalar un descalcificador de agua conlleva algo fantástico. La mejora es instantánea y la diferencia notable desde que lo montamos. No es como en esos productos que, se supone, mejoran nuestra vida pero nosotros nos damos cuenta. Como una crema anti-arrugas. Sino que es algo que desde el primer día le vemos beneficios y ventajas. Sólo hay que abrir el grifo y comprobarlo.
Y aporta mejoras notables para el día a día al atacar la dureza del agua y convertirla en agua blanda. ¿Qué es lo primero que sentimos? Un sabor mucho mejor y un color más agradable. Y además está todo lo relacionado con la salud.
Un mejor sabor y mucho más saludable
Invertir en un descalcificador de agua es hacerlo en un cambio en nuestras vidas que influirá positivamente en nuestra salud. El agua que llega a nuestras tuberías suele tener cal y otras sustancias nocivas para nosotros. Que esté homologada no significa que tenga buena calidad.
Desde el primer día, podemos notar que al lavarnos las manos notaremos una sensación diferente y la piel nos quedará mucho más suave cuando salimos de la ducha. Y nos olvidaremos del color normal del agua del grifo. La veremos mucho más transparente.
Además, para limpiar en casa nuestro descalcificador de agua hará que cueste mucho menos eliminar la suciedad.
Los electrodomésticos y la instalación alargan su vida
Otra importantísima mejora con una descalcificadora de agua es que en casa podemos tener un importante ahorro de energía, además de un mayor rendimiento de nuestros electrodomésticos. Calderas, calentadores de agua y tuberías gozarán de una mejor vida y consumirán menos energía.
La cal se incrusta en las tuberías y en los pasos de electrodomésticos como los calentadores. Con la descalcificadora de agua logramos mejorar el paso del agua, teniendo mayor corriente y gastando menos energía.
Y sobre todo el menor desgaste de los electrodomésticos.
Por otro lado, la acumulación de cal también puede causar manchas de cal en nuestra grifería o sanitarios, así como incrustaciones en toda nuestra instalación. Esto es estética pero también reparaciones.
Ropa más limpia y vajilla en mejor estado
Poner en casa un descalcificador de agua hace que el jabón se lleve mucho mejor con nuestra agua. Al lavar en casa, el agua dura puede atrapar partículas de jabón y suciedad en la ropa, haciendo que el tejido se encuentre mucho más áspero. El jabón no se disuelve totalmente en el agua dura y puede dejar residuos en todo que lava, desde los platos de nuestro lavavajillas, hasta incluso cuando lavamos nuestros vehículos.
Esto ocurre debido al calcio y al magnesio que lleva el agua del grifo. Y con un descalcificador de agua podemos eliminarlo.
¿Qué tipo de descalcificador de agua necesito?
Según las necesidades de cada persona, podemos elegir montar un descalcificador de agua que filtre el agua por medio de sal. Son los más comunes y tienen numerosas ventajas, aunque algunas personas preferirán otros. Funcionan con sodio y sus resultados son excelentes.
No obstante, la sensación de lavarse las manos a través de un descalcificador de agua por sodio es diferente a la del agua sin descalcificar. Algunas personas pueden notarlo extraño. Para casos así, existen descalcificadores inhibidores o iónicos.
Para casos sencillos, el descalcificador de agua común de sal ya resulta óptimo. Aunque es mejor consultar con un especialista si se tienen dudas al tratar el agua con sodio. Su técnico de confianza puede asesorarle.
En cualquier caso, un descalcificador de agua no es una moda pasajera. Es algo que ha venido para quedarse y muchos hogares lo tienen ya. Son todo ventajas y quien lo prueba ya no puede vivir sin él.